La construcción empieza a abrazar las tecnologías del siglo XXI
La robótica, la fabricación digital o la impresión 3D se abren paso lentamente en un sector que parece reñido con la innovación
SAM100 es un robot capaz de colocar 3.000 ladrillos al día frente a los 500 que puede poner una persona. Se trata de la creación estrella de Construction Robotics, una startup norteamericana que mira de reojo la próxima llegada al mercado de Hadrian X, otro autómata que promete levantar todos los muros de una vivienda en menos de tres días y que ha sido diseñado por la empresa australiana Fastbrick Robotics. Más cercana nos queda la colaboración entre Tecnalia y el Instituto de Arquitectura Avanzada de Calaluña, que se ha materializado en Cogiro, un robot que reinventa la construcción con la impresión en 3D de elementos arquitectónicos de grandes dimensiones e incluso de pequeños edificios de hasta 130 metros cuadrados y tres metros de altura. Todo ello in situ, a pie de obra.
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Ahora solo falta que el sector de la construcción, que según un informe de McKinsey presenta uno de los menores índices de digitalización a nivel mundial, crea en este tipo de innovaciones e invierta en ellas para mejorar su eficiencia y productividad. Aunque por sí sola, la robótica no está llamada a revolucionar la edificación, sino que debe mezclarse con otras tecnologías. “Si queremos ver grandes beneficios, no podemos utilizar los avances de forma aislada, sino combinarlos para agilizar la ejecución de proyectos más industrializados, seguros, eficientes y sostenibles”, señala a EL PAÍS Retina Ione Ruete, directora de la feria internacional BB Construmat. En su opinión, solo así cambiará radicalmente la concepción tradicional del proceso constructivo, que dejará de ser algo lineal para convertirse en un ciclo en el que todos los agentes implicados trabajarán más coordinados y de manera colaborativa.
Arquitectos, aparejadores, ingenieros, maestros de obra, operarios, propietarios, rehabilitadores, inspectores… todos ellos tendrán acceso al ciclo de vida completo de los proyectos y compartirán el mismo histórico de datos a la hora de desempeñar sus respectivas tareas. Para Ruete, esta colaboración es “el gran cambio” que viene a sintetizar la filosofía BIM (Building Information Modeling), siglas por las que se conoce al tipo de software que está impulsando la digitalización de la construcción y que facilita la entrada de otras innovadoras tecnologías, como robótica, drones, realidad aumentada, impresión 3D o Internet de las cosas. Lo mismo opina César Ruiz-Larrea, vocal primero de la Junta de Gobierno del COAM (Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid), cuando le preguntamos por la situación del sector: “El BIM y el proceso integrativo con el resto de disciplinas que conlleva está marcando la diferencia respecto al modelo anterior. Ahora todos los técnicos implicados podremos trabajar sobre un mismo archivo e ir definiendo el modelo hasta, si se necesita, el detalle 1/1”, destaca.
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Tecnología para cada fase del ciclo constructivo
Según la última Encuesta sobre Innovación del INE (2015), de todo el gasto en innovación realizado por las empresas españolas, solo el 1,1% procede de la construcción. Por eso, no resulta extraño que Ruiz-Larrea destaque que en muchas ocasiones se sigue diseñando y proyectando con unos elementos de construcción “que no se han alterado en cientos de años” y que quedarán obsoletos dentro de muy poco”. Por lo tanto, se hace necesario que el conjunto del sector piense en cómo adaptarse al nuevo entorno.
Queda claro que no existe una única tecnología que actúe como motor de cambio, sino que la transformación vendrá por un conjunto integrado de avances que permitirá al sector subirse al tren de la cuarta revolución industrial, dando lugar a la construcción 4.0. Mikel Barrado, gestor de mercado de Construcción Sostenible en Tecnalia, remarca que en cada una de las fases del ciclo de vida de los edificios, ciudades e infraestructuras se incorporarán distintas herramientas, de tal modo que la etapa del diseño estará respaldada por el cloud computing, el modelado virtual colaborativo online, la simulación y optimización automática de los bocetos o la realidad virtual y aumentada. En la fase de fabricación y construcción se incorporarán tecnologías como la fabricación aditiva o impresión 3D, la robótica colaborativa, los sistemas ciberfísicos, los drones, el láser 3D, la visión artificial, la inteligencia artificial o las simulaciones multidimensionales. Y, finalmente, la etapa de operación y mantenimiento se respaldará en el Internet de las cosas, big data, data mining, las redes neuronales y el deep learning, la realidad aumentada, la simulación online, la ciberseguridad o el blockchain.
Nuevas oportunidades de empleo
La robótica, la fabricación digital o la impresión 3D cambiarán la forma de levantar edificios y harán posible construir más barato, más rápido y consumiendo menos recursos. Ante el riesgo de que la automatización elimine puestos de trabajo, Mariola Rodríguez, gestora de proyectos de Industria y Transporte en Tecnalia, recuerda que históricamente toda transformación tecnológica ha traído cambios en las actividades a realizar por las personas, pero también ha creado oportunidades de empleo por las nuevas actividades que deben responder a las necesidades de las empresas. “Es necesario adaptarse y aportar a la sociedad las necesidades que se crearán en cuanto a fabricación de robots, programación, mantenimiento o seguridad, porque esta nueva forma de fabricar es la que garantizará la productividad y eficiencia de las plantas y, por tanto, su éxito y supervivencia en el medio y largo plazo”, comenta Rodríguez. Las máquinas entraron hace ya 70 años en sectores como la agricultura o la manufacturación de piezas y ahora es el tiempo de los robots, de la fabricación flexible, de la conectividad… En definitiva, de la Industria 4.0.