Latam
23 /03 / 2018

El diseño logrará automatizar las fábricas con algoritmos

El presidente y CEO de Autodesk, Andrew Anagnost, quiere convertir los modelos 3D en instrucciones para que las plantas creen productos personalizados sin ayuda humana

Por María Climent para ElMundo.es

 

«Todo va a tener que diseñarse en un ordenador». Y cuando dice «todo» es todo. Desde un material a una proteína, pasando por un edificio, una película o una pieza industrial. La empresa que preside y dirige Andrew Anagnost ya lo está haciendo. Pero quiere ir más allá. Más allá del simple dibujo, del 'statu quo' e, incluso, de su producto estrella, el archiconocido AutoCAD. Autodesk quiere convertir el diseño en el motor de la automatización industrial. Y va por buen camino.

Anagnost recibe a INNOVADORES durante una de sus visitas habituales a la oficina de Barcelona. Hace un par de años que la multinacional eligió España como epicentro de su negocio en Europa y, desde entonces, el equipo no ha hecho más que crecer. De las 250 personas que hoy conforman la plantilla, tienen previsto crecer hasta las 400 para 2020. Forman parte de una empresa con más de 8.000 empleados que comparten un objetivo: hacer posible que la gente sea capaz de materializar todo lo que su mente pueda imaginar. Una forma de crear que, gracias a la tecnología, está cambiando «fundamentalmente» y el CEO de Autodesk apunta directamente hacia dos grandes tendencias. La primera, la necesidad del sector de la construcción de copiar a la industria. Dos, el modelo 3D como fuente para cambiar la forma en que hoy se fabrica.

Anagnost se echa las manos a la cabeza cuando habla de la construcción. «No sólo se desperdicia un 30% de cada proyecto, sino que es el sector menos digitalizado del mundo, por debajo de la agricultura y la caza», advierte. Continúa: «Es increíblemente ineficiente e insostenible». La solución pasa, obligatoriamente, por la digitalización. Pero no así, tal cual, sino intentando parecerse más a la fabricación. «Nos gusta llamar a este fenómeno la convergencia entre la construcción y la manufactura». Autodesk encuentra aquí su posición natural, su software es tan utilizado por arquitectos o ingenieros civiles como por ingenieros mecánicos o diseñadores de producto.

«En los próximos 10 años veremos edificios construidos de la misma forma que hoy se fabrica un 'smartphone'», afirma. Todo empieza, continúa y acaba con un modelo 3D en ordenador. «Tiene un nivel de detalle muy alto, contiene toda la información sobre cómo las piezas encajan entre sí, incluye complejas visualizaciones...», explica. No es de extrañar que esa representación digital se convierta en la «base» de un proceso de fabricación con «una precisión muy alta, muy pocas pérdidas y una cadena de suministro bajo control». Sin embargo, los edificios no se están construyendo así. «La mayoría de los procesos aún se basa en dibujos», recuerda. «No empiezan con el modelo, luchan por coordinar a todos los proveedores... todo ello es porque están muy poco digitalizados», añade. Si la construcción quiere aprender de la industria, debe empezar por los modelos digitales. 

Los edificios deben ser algo más que un lugar donde alojar a las personas, deben ser lugares eficientes, habitables, sostenibles. «Estos factores se pueden probar antes de la construcción con un modelo, ver cuánta energía se va a consumir, si las personas van a estar cómodas... en el futuro, los algoritmos nos dirán si hemos hechos algo mal y lo cambiarán por nosotros». Su empresa está avanzando en este camino con el llamado diseño generativo, donde el software ofrece múltiples posibilidades al diseñador para que éste tome mejores decisiones. «Ése es el poder de los modelos 3D».

«Los días de trabajar con dibujos 2D en la construcción se han terminado». Sin embargo, Anagnost lamenta que mucha gente no entienda el mensaje, en especial, los «gobiernos». ¿Por qué? «Porque van a tener que reconstruir todos sus procesos», dice. «Pero si no lo hacen, se van a quedar atrás». Para el responsable de Autodesk, «el ecosistema nos va a ralentizar». «Ése será uno de los grandes retos».


El diseño, motor de la fábrica

La otra gran tendencia a la que hace referencia Anagnost es la conexión entre el diseño y el proceso productivo. «Hoy hay gente que diseña y otra que piensa en cómo hacer ese diseño realidad», comenta. Pero la tecnología está reduciendo la «fricción» entre estas fases, hasta ahora independientes. «En la industria, la impresión 3D y la robótica están haciendo posible tener una pequeña fábrica en cualquier sitio capaz de producir cualquier cosa mediante una serie de instrucciones digitales», dice. «Esto es el futuro. No estaremos ahí en dos años, pero sí dentro de una década».

El presidente y CEO de Autodesk señala directamente a la Inteligencia Artificial como herramienta para convertir cualquier modelo en 3D en un conjunto de instrucciones que una impresora 3D o un robot pueda utilizar para crear un producto personalizado. «Eso significa la automatización real», dice. «El algoritmo va a ayudar a acercar el diseño a la industria y a automatizar el proceso de convertir cualquier cosa que se pueda diseñar en algo fabricable».

El propósito de Autodesk ha girado hacia la automatización de todos los procesos posibles. «Queremos que el modelo 3D se convierta en información para fabricar automáticamente». Anagnost no teme a las máquinas, de hecho, se autodefine como un «tecno-optimista», básicamente porque, dice, el mundo necesita más capacidad. «Si podemos usar tecnología para reducir el coste y los residuos, así como aumentar la calidad final, vamos a construir más cosas, mejor y con menos impacto medioambiental», afirma. Y agrega: «Además, vamos a necesitar emplear a muchas personas para conseguirlo».

Por este motivo, el presidente y CEO de Autodesk concibe el diseño generativo como un «compañero» del diseñador, no como un competidor. «Aumenta a la persona», proclama. «Lo que hace es darle más opciones para que pueda elegir mejor», agrega. «Esto permitirá que en el futuro se construyan más cosas, tal y como ha ocurrido con cada revolución tecnológica».


El poder de la impresión 3D

En la base de todo ello está la nube. «Su papel es proporcionar mucho poder de computación para que los usuarios puedan acceder a la información desde cualquier sitio», expone. «Es un facilitador de la automatización». Sin embargo, Anagnost advierte que lo más importante no es la nube en sí, sino todo lo que se puede llegar a hacer con ella. «Y uno de los mejores usos es la Inteligencia Artificial como ayuda para que la gente tome mejores decisiones».

Para alcanzar su meta, Anagnost confía plenamente en la fabricación aditiva. «La impresión 3D ha atravesado el abismo de desilusión del ciclo de sobreexpectación de Gartner, pero lo está superando», revela. Boeing, dice, ya está imprimiendo en 3D piezas finales de titanio para el 787 Dreamliner. «En los próximos 10 años, veremos impresoras 3D industriales que puedan fabricar rápidamente partes metálicas». Para llegar a ese punto, la tecnología aún tiene que superar sus límites de velocidad y de variedad de materiales, pero «lo va a conseguir».

«En diseño, nos estamos moviendo hacia un mundo donde lo que ves es lo que haces». Este es precisamente otro de los asuntos pendientes de esta tecnología productiva. «Aún no hemos conseguido que lo que vemos en el ordenador coincida con lo que sale de la impresora 3D», puntualiza. Y es que el funcionamiento de la máquina acaba modificando las propiedades del material. «Por eso, hay que simular la impresión 3D antes de llevarla a cabo; pero vamos a conseguirlo, indiferentemente del ordenador o la máquina que cada uno utilice».

La madurez de la tecnología acompañará a la madurez del Movimiento Maker (los clásicos manitas). «Algunas de las personas que empezaron este movimiento ahora están fundando empresas porque se han dado cuenta de que pueden hacer las cosas de forma distinta», comenta. De hecho, el máximo responsable de Autodesk reconoce que «muchas industrias importantes han nacido a partir de micromovimientos». ¿Por ejemplo? Los ordenadores personales, creados por un grupo de personas con un hobby.

Anagnost advierte del gran desafío que va a suponer el auge de la democratización tecnológica para las grandes compañías. «Ya estamos viendo su preocupación», reconoce. «Nos preguntan cómo pueden cambiar sus procesos para adaptarse a estos cambios sin destruir sus negocios... pero a lo mejor tienen que destruir sus antiguos negocios para crear los nuevos».