Empresas Públicas de Medellín (EPM) dota de agua a los cuatro millones de habitantes del área metropolitana conformada por Medellín y otras nueve municipalidades del departamento de Antioquia.
Por Redshift, de Autodesk.
En marzo de 2019, respondiendo a una solicitud ciudadana en Colombia, un juez prohibió el uso de asbesto, el material empleado comúnmente varias décadas atrás por diferentes industrias cuando se desconocía su posible impacto en la salud pública. Es por ello que una de las tareas que se deben llevar a cabo en la cadena de valor de agua y saneamiento es la sustitución de las tuberías del sistema de acueducto y alcantarillado, para así seguir asegurando la calidad de un servicio público fundamental para la vida.
Empresas Públicas de Medellín (EPM) es una empresa 100 % pública con presencia en 6 países de Latinoamérica y con 65 años de historia. Este organismo dota de agua a los 4 millones de habitantes del área metropolitana conformada por Medellín y otras nueve municipalidades del departamento de Antioquia. El fallo del juez dio un plazo total de cinco años para sustituir las aplicaciones de asbesto en infraestructura y construcción.
El rápido accionar de EPM para reemplazar las redes de acueducto y alcantarillado antiguas por nuevos materiales diferentes al asbesto es ejemplar para toda la industria de agua y saneamiento de Latino América.
Una dificultad del negocio de prestar servicios relacionados con el agua es que es invisible ante los ojos del usuario debido a que toda la infraestructura se encuentra bajo tierra. Gentileza de EPM.
“Tuvimos que reorientar nuestro plan de inversiones rápidamente”, comenta Santiago Ochoa Posada, vicepresidente de Agua y Saneamiento del grupo EPM. “Los cambios de tubería suelen hacerse por tres razones: una, porque se necesita más capacidad en la infraestructura debido a que la existente se queda corta con la demanda; dos, porque está deteriorada por el uso, antigüedad o fenómenos externos; y tres, porque tenemos la intención de llegar a un territorio nuevo que esté creciendo en la ciudad. Es decir, normalmente no se decidían modificaciones por el tipo de material de las tuberías”.
Ante esto, la primera pregunta que se hicieron fue “¿dónde están esos tubos y de qué material son?”. Debido a que la ciudad ha crecido por oleadas y no uniformemente –como pasa en casi todo el mundo–, a lo largo de la red de acueducto y alcantarillado de Medellín coexistían diferentes variedades. Las tuberías de asbesto habían dejado de utilizarse desde los años 80.
“Hace unos 45 o 50 años el abesto era un material muy competitivo porque era más económico y liviano que los tubos metálicos; entonces muchas ciudades en el mundo construyeron redes de ese material que, además, era más fácil de instalar”, recuerda Ochoa Posada.
EPM siempre trabaja respetando al medio ambiente, cumpliendo los lineamientos de las autoridades nacionales y velando por la calidad del servicio público. Gentileza de EPM.
“Por eso es normal que uno llegue a una calle y vea una tubería de asbesto cemento que empalma con otro tubo de PVC y más adelante se encuentre otro en polietileno, que es el material que estamos usando desde tiempo atrás en nuevas instalaciones y sustituciones”.
Además, en EPM debían decidir qué tipo de ingeniería y contratistas tendrían, cuánta capacidad de la empresa se utilizaría y a cuánto ascendían los recursos económicos que se destinarían a esa obra, sin descuidar la operación.
Otra dificultad es que muchos de los mapas existentes de esas tuberías están desactualizados o habían sido dibujados a mano, ya que tenían hasta 50 años de antigüedad. “Tuvimos que encontrarlos, rediseñarlos, elegir los materiales y hacer todo el proceso de renovación”, explica Ochoa Posada.
“Hoy ya estamos en obra, dividimos la ciudad en cuatro zonas y contratamos ocho grandes empresas de ingeniería colombianas para desarrollar los diseños y las obras”.
EPM aprovechó la metodología BIM (Building Information Modeling) para hacer el diseño detallado de los 115 kilometros de redes de acueducto y 51 kilometros de redes de alcantarillado del área Metropolitana, la ciudad y causar la menor interrupción en las calles y a los residentes durante las obras, lo cual es un punto vital para la empresa.
EPM aprovechó la metodología BIM (Building Information Modeling) para causar la menor interrupción en las calles y a los residentes durante las obras. Gentileza de EPM.
“Una dificultad del negocio de prestar servicios relacionados con el agua es que es invisible ante los ojos del usuario porque toda la infraestructura está bajo tierra”, apunta Ochoa Posada. “Es común que un ciudadano del mundo desconozca la ingeniería necesaria para tener el confort de abrir una llave y disponer de agua potable”.
Por eso, EPM ha trabajado en digitalizar las redes, sus procesos de operación y las labores de mantenimiento cotidiano. “Así, nuestro equipo de operación empieza a recibir señales de esas redes y a tener registro de ellas; mientras que nuestro equipo de mantenimiento empieza a incorporarlas en sus procesos”.
Con el fin de tomar mejores decisiones, también han creado gemelos digitales para ver modelos hidráulicos y de simulación de las redes de acueducto y alcantarillado. De este modo pueden simular condiciones reales o predecir lo que podría presentarse en situaciones específicas. “Por ejemplo, sabemos qué pasa si cerramos una válvula gracias a que podemos emular y observar cómo se comportaría el sistema general 24 o 48 horas en adelante”, expone.
“Ya hemos actualizado y calibrado los modelos para todos los circuitos de acueductos y estamos en proceso de calibrarlo para los circuitos de alcantarillado, que es más complejo, porque es un flujo de la superficie libre que no tiene elementos de control como los acueductos”.
Así, tecnologías como los gemelos digitales, el entorno común de datos y los sistemas de información georeferenciados GIS (Geographic Information Sytems) ayudan a acelerar el proceso de sustitución de tuberías con acierto en presupuestos, evitando perturbar la dinámica de la ciudad y mejorando la calidad del servicio de los sistemas de distribución del agua, algo vital para la sociedad, ya que donde hay agua potable, hay vida.
Agua, energía y economía circular
Otra de las líneas de negocio de EPM es la generación de energía, tarea en la cual vienen innovando desde hace décadas.
En Antioquia siempre ha existido el interés por aprovechar cualquier caída de agua para generar energía eléctrica; y como la ciudad de Medellín se encuentra situada en un Valle Andino, las diferencias de altura existentes en su topografía facilitan esa tarea de generación de energía renovable. Lo novedoso es que EPM está logrando dar un doble uso al agua potable, en cuanto al consumo y a la microgeneración eléctrica, aprovechando la ley natural de transformación de energía, mejorando su posición para atender la creciente demanda energética
EPM ha trabajado en digitalizar las redes, sus procesos de operación y las labores de mantenimiento cotidiano. Gentileza de EPM.
“La generación de energía es un concepto que está en el ADN de nuestra organización. Por ejemplo, tenemos una planta de agua potable con 70 años de existencia que genera energía eléctrica: el agua la traemos desde una elevación de 2,400 metros y la planta está en 1,600 metros, por lo que hacemos una caída natural para poder traerla”, indica Ochoa Posada.
“Contamos con una generadora de energía en vez de tener una válvula que disipe. Y con las otras plantas grandes de potabilización que se han construido a lo largo del tiempo se ha seguido la misma ruta, lo que nos ha ayudado balancear el consumo de energía”.
Así, en un año normal, EPM genera más energía que la que consume, por lo que también produce ingresos adicionales, ya que opera la planta y vende el excedente. Esta energía se destina al resto de usuarios de la red pública, con un modelo replicable en municipalidades montañosas con riqueza hídrica.
Hoy tienen tres plantas generadoras en las plantas principales de agua potable y varias microcentrales a través de la red. “Actualmente estamos probando un prototipo de microturbinas en la red de distribución, es decir, en las tuberías que ya están en los barrios, para que generen la energía que alimente toda la instrumentación de una estación reguladora de presión. Así, todas las señales y la operación remota se podrían hacer con el mismo flujo de agua que pasa por ahí”.
Además, tienen plantas de tratamiento de aguas residuales, las cuales consumen una alta cantidad de energía en sus procesos.
“Ya hemos logrado alcanzar el 100 % de generación en una de ellas y hasta tenemos un excedente. En otra, con 21 años de operación, generamos 40 % de la energía que se necesita”, subraya Ochoa Posada.
En estas plantas, la energía eléctrica se obtiene de los lodos que se van generando durante el proceso de descomposición de la materia orgánica, los cuales se llevan a un biodigestor para estabilizarlos y ahí se genera metano, el cual se puede usar para producir electricidad. “Es otro ejemplo claro de economía circular”, asegura el vicepresidente de EPM.
La empresa está alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas y utiliza la tecnología para obtener información precisa y así disminuir la incertidumbre dentro de un ambiente urbano que cambia y se renueva todo el tiempo.
De esta manera, EPM ha aprovechado tecnologías como BIM para modificar su estrategia sin necesidad de afectar a los usuarios y sin dejar de lado sus planes a futuro, conservando siempre su visión de respeto al medio ambiente, cumpliendo los nuevos lineamientos de las autoridades nacionales y velando por la calidad del servicio público mas importante para la preservación de la salud y la vida.
“Pocas empresas de acueducto en el mundo pueden decir, como nosotros, que están viendo de 50 años para adelante”, concluye Ochoa Posada.
__
Carlos Tomasini es un periodista freelance mexicano que colabora con diferentes publicaciones digitales e impresas de su país en temas como tecnología, negocios, bienes raíces, estilo de vida, noticias y viajes en la Ciudad de México.