Latam
12 /05 / 2020

En tiempos de crisis los pabellones de urgencias abren sus puertas a la prefabricación

En pleno brote del COVID‑19 en Wuhan, en tan solo diez días se levantaron dos hospitales (más de 2600 camas) ensamblando unos sencillos armazones de acero. Es una buena muestra de cómo la construcción industrializada permite responder a las crisis con rapidez y salvar miles de vidas, y también de todo lo que puede conseguirse gracias a la tecnología, el esfuerzo y la determinación. Pero no todos los sistemas modulares de prefabricación son iguales.

La remodelación del Women’s College Hospital de Toronto costó 1000 millones de dólares y necesitó cinco años de construcción. Finalmente, en 2016 volvió a abrir sus puertas. El edificio incluye salas modulares para diversos tipos de tratamientos y exploraciones. En la actualidad es un centro de evaluación rápida del COVID-19.


Original por Redshift de Autodesk
 
Es cierto que la pandemia de COVID‑19 supone una gran oportunidad para comprobar hasta qué punto la prefabricación puede ser de ayuda durante una crisis (ya se trate de inundaciones o un virus), pero eso no significa que a partir de ahora los hospitales más grandes y complejos vayan a aparecer de la nada en menos de dos semanas, al menos no en un futuro próximo. Algunos aspectos de la prefabricación son aplicables de inmediato; los hay que pueden ayudar a medio plazo y otros ofrecen soluciones a largo plazo para prepararnos ante futuros desastres.
 
 
La respuesta inmediata
Conforme crecía la demanda de camas hospitalarias a lo largo de los últimos meses, los coordinadores de emergencias se han interesado por edificios como hoteles y residencias. Pero, aunque disponen de habitaciones, camas y las infraestructuras básicas, no es fácil adaptarlos con rapidez a las necesidades sanitarias.
 
Interior de una tienda en un hospital de campaña.
 
Al haberse proyectado para un emplazamiento concreto, su utilidad se restringe a ese lugar físico. No se pueden reproducir en otro sitio. Por otra parte, el proceso de adaptación conlleva un gasto excesivo, ya que al terminar la emergencia sanitaria los constructores deben devolver el edificio a su estado original.
 
En un buen número de parques y estadios de todo el mundo han aparecido hospitales de campaña. Las organizaciones sanitarias tienen capacidad para instalar estas tiendas en unos pocos días, pero carecen de durabilidad y no cumplen con las expectativas de sanitarios y ciudadanos.
 
Las soluciones mediante contenedores y módulos temporales pueden cubrir perfectamente esta demanda con una mayor durabilidad. Al igual que las tiendas, las construcciones modulares son temporales y se instalan con gran rapidez. Pero, además, son reutilizables y se pueden construir para hacer frente a necesidades específicas, ya se trate de pacientes de COVID‑19 o de víctimas de un huracán.
 
 
Construcción modular: de seis a doce meses
Quizá algunos lugares del planeta no estén sufriendo todavía un brote de COVID‑19, pero podrían hacerlo en los próximos meses. Las autoridades de cada país deberían prever un paquete de medidas a medio plazo para prevenir la saturación de los hospitales si la situación empeora.
 
En un rango de seis a doce meses, es posible ir más allá de soluciones temporales e identificar qué empresas existentes podrían reorientar su producción o intensificarla. La empresa BLOX, por ejemplo, no ha ralentizado su producción de instalaciones sanitarias durante toda la crisis del coronavirus. Además, tiene capacidad para prefabricar unidades de aislamiento portátiles. Otros fabricantes y subcontratas pueden adaptar sus infraestructuras fácilmente y cambiar durante un tiempo la producción de hoteles y escuelas modulares o subcomponentes y sistemas de instalaciones (mecánicas, eléctricas y fontanería) por la construcción hospitalaria.
 
Me preocupa ver cómo algunas empresas y promotores dirigen sus esfuerzos en la dirección equivocada. La prefabricación puede ser la respuesta a la crisis a corto, medio y largo plazo, pero hay que dar con la solución adecuada en el momento oportuno. Los grandes edificios sanitarios de los próximos años no se van a construir a base de contenedores, así que todas esas pequeñas empresas que fabrican módulos tridimensionales van a tener muy difícil encaje cuando se planifiquen hospitales de mayor tamaño.
 
Este operario fabrica módulos interconectables para edificios sanitarios en la línea de producción de la empresa de construcción industrializada BLOX, en Alabama.
 
Prefabricación: de tres a cinco años
Diseñar y construir los grandes edificios hospitalarios de varias plantas y miles de habitaciones suele llevar varios años. Dada la planificación temporal y de recursos necesaria, los promotores deberían analizar todas las posibilidades que ofrece la prefabricación.
 
Los constructores y los proyectistas tendrán que adoptar una visión integradora y optar por diseños basados en componentes que permitan una producción previa y el montaje posterior en obra, de modo que se incorpore la prefabricación a la cadena de suministros. Los constructores deberán aportar muchos de estos sistemas e integrarlos con la construcción in situ para obtener todo tipo de elementos: cuadros de distribución, aliviaderos de saneamiento, baños completos prefabricados, quirófanos, salas de calderas, ascensores…
 
Todos estos sistemas pueden ejecutarse en una fábrica, simultáneamente y sin ocupar espacio en obra. Tanto si se trata de un nuevo hospital como de una ampliación, llegan a su lugar de destino en el momento justo, así que permiten ahorrar un tiempo precioso (de incluso meses) cuando los plazos de construcción son ajustados.
 
Este trabajador prefabrica un sistema de fontanería en las instalaciones de Cannistraro, en Boston.
 
Al favorecer que las subcontratas ejecuten los trabajos en sus plantas de producción, todo el sector evoluciona hacia la prefabricación y el montaje en obra. Este planteamiento podría animar a las empresas existentes a subirse al carro de la prefabricación y de otros métodos de construcción industrializada, como la automatización y la digitalización, para aumentar sus beneficios e incluso poner en marcha nuevas fábricas.
 
La prefabricación proporciona unos espacios más limpios y seguros
La prefabricación es ideal en el diseño y construcción de edificios especialmente sensibles, como hospitales, ya que fomenta la seguridad, la higiene y la comodidad de los pacientes.
 
Creo que este aspecto es importantísimo, ya que, hace algunos años, la hija de un compañero de trabajo falleció víctima de un tumor cerebral. Durante los ocho años que duró la enfermedad, pasó la mayor parte del tiempo hospitalizada. Sus padres y todo el personal cuidaban al máximo la limpieza de la habitación para reducir la exposición a virus y bacterias. Siempre tengo en mente a pacientes como ella cuando planificamos la construcción en un hospital y procuro analizar todas las actividades que tendrán lugar cerca de la habitación: el polvo, los escombros, el ruido y los trabajadores que necesitan moverse por un espacio que ha de estar impoluto para no poner en peligro la tranquilidad, la salud y la supervivencia de los pacientes.
 
El equipo de Miller Electric descarga los módulos de un transformador para un edificio de Florida.
 
Además de reducir plazos y costos, la prefabricación permite que los instaladores y constructores produzcan hospitales más saludables con menos molestias para los pacientes.
 
La estrategia de utilizar elementos prefabricados para ensamblarlos en obra abre las puertas al diseño de nuevas tecnologías y permite independizar áreas de técnicas intensivas de resonancia magnética o cámaras de radioterapia, por citar algunos ejemplos. Estos espacios pueden prefabricarse con mucha rapidez y proporcionan unos cuidados esenciales para los pacientes. Además, es posible escalar estos sistemas según las necesidades y, llegado el momento, es fácil sustituirlos por otros más avanzados.
 
¿Por qué es interesante la prefabricación en pabellones de urgencias?
Soy consciente de que algunos aspectos de la construcción tradicional no cambiarán nunca, como la preponderancia del control de plazos y costes. La prefabricación, de hecho, permite planificar con más exhaustividad y precisión. Y además de esto nos proporciona unos hospitales más saludables y que generan menos molestias a los pacientes, al personal y a los barrios vecinos.
 
La prefabricación fomenta una construcción más sostenible. Las plantas de prefabricación están mejor organizadas y son más seguras y controlables que una obra de construcción. Son menos molestas, muchísimo menos ruidosas y más eficientes, dado que permiten producir distintos sistemas simultáneamente al avance de la obra.
 
En las plantas de fabricación, la curva de aprendizaje es más rápida, ya que el personal se encarga de operaciones distintas, pero similares. Los trabajadores pueden aplicar lo aprendido en un trabajo al siguiente encargo que les llegue de la línea de producción.
 
Por último, la prefabricación propicia mejores oportunidades para el sector de la construcción. Pero durante esta pandemia, además, despliega un abanico de soluciones rápidas a cualquier escala, ya se trate de un hospital comarcal que precise un pabellón independiente para anticiparse a los afectados por el COVID‑19 o de un gran hospital regional que necesite cientos de camas a la voz de ya. La prefabricación hará que la arquitectura, la ingeniería y la construcción sean más robustas y más inteligentes, y permitirá que la sociedad dé en el clavo en estos tiempos difíciles.